Han
transcurrido más de cuatro centurias y media desde que Mendoza comenzara su
existencia. La fe sembrada desde los años iniciales renueva cada año la
veneración al Apóstol Santiago, que en numerosas ciudades de América fue
adoptado como Patrono principal.
La fundación de Mendoza y el
primer patrono
El
22 de febrero de 1561, Pedro del Castillo tomó posesión del territorio de Cuyo,
a nombre del rey Felipe II. El 2 de marzo fundó la ciudad que llamó Mendoza en
homenaje al gobernador de Chile, D. García Hurtado de Mendoza.
El
fundador señaló el lugar donde habría de levantarse la primera iglesia o
iglesia Matriz. A continuación alzó en sus manos un árbol gordo, por rollo y
árbol de justicia, para que en él se ejecutase la justicia real. Nombró luego
los integrantes del primer Cabildo, que prestaron juramento y entraron a
ejercer sus funciones.
Al
fijar el sitio de la iglesia Matriz, Pedro del Castillo nombró a San Pedro como
su titular, por devoción al santo de su nombre y lo “tomó como patrón y abogado
de esta ciudad”, según consta en el acta
de fundación.
El apóstol Santiago, Patrono
de Mendoza
La
pérdida de las Actas capitulares de los primeros cinco años de existencia de la
ciudad, no nos permiten conocer el momento en que comenzó a honrarse al apóstol
Santiago como Patrono principal. Pero ya en 1566 la ciudad hacía su festejo.
Esta celebración era organizada por el Cabildo y participaban el cura de la
Matriz, las autoridades civiles, las comunidades religiosas y el pueblo en
general.
En
la festividad del apóstol Santiago, se unía todo el imperio español, por ser
este santo Patrono de España. Las ceremonias coincidían en lo esencial.
La festividad de Santiago
Apóstol
La festividad de Santiago consistía
en dos actos especiales que estaban reglamentados por las disposiciones del
gobierno: el día 24 se hacía el paseo
del Estandarte Real, desde la casa del Alférez designado el año anterior hasta
el Cabildo. Allí juraba el nuevo Alférez Real, recibía el Estandarte y se
pasaba a la Iglesia Matriz para la función de Vísperas. A la mañana siguiente, se
celebrara la Misa solemne de Santiago con el Estandarte Real nuevamente en la
Matriz. Concluida la función era llevado a la casa del Alférez Real y allí
permanecía hasta el 24 de julio del año siguiente.
A partir de 1566 las Actas traen la
constancia de la elección del Alférez Real, que debía ser un sujeto de conducta
ejemplar, elegido en sesión especial del Cabildo. A él correspondía el honor de
conservar en su casa el Estandarte Real y sacarlo a pasear en la festividad del
Santo Patrono o enarbolarlo cuando las circunstancias lo exigiesen.
El
Cabildo comenzaba a preparar la fiesta de Santiago varios días antes del 25 de
julio. El Acta de diez y ocho de julio de 1630 nos ilustra acerca de una
interesante disposición tomada aquel año:
“tratóse de que el día del bienaventurado Santiago está
próximo y es Patrón de esta ciudad y en conformidad de lo ordenado y entablado por las Ordenanzas de esta
provincia, están todos obligados a celebrar la dicha fiesta, y para que
tenga cumplido efecto mandaron que se provea un Auto que todos los que
estuvieren en esta ciudad con luto, se lo quiten ocho días antes y ocho días
después de las dichas fiestas, pena de veinte pesos, los diez aplicados para la
real cámara y los diez para gastos de justicia y de diez días de cárcel, lo
cual se publique. Y se ordenó que se hiciesen las cuadrillas para los que han
de jugar cañas, y luego se trató que en cuanto a los lutos se entienda que sólo
se han de quitar desde
las vísperas hasta que se acaben las fiestas”. (Actas Capitulares de Mendoza (1627-1650),
T. II, Mendoza, Junta de E. Históricos, 1961, p 130).
El
Acta capitular que sigue es la del 24 de julio de ese mismo año. Después de mencionar
los asistentes a la sesión, presidida
por el teniente de Corregidor, agrega:
“por cuanto hoy es víspera del patrón y abogado de esta
ciudad, Santiago, luz, espejo y patrón de las Españas y esta tarde a vísperas y
mañana a Misa se ha de sacar el Estandarte por el Alférez Real que está
nombrado,[…] acordaron que, atento a que el año pasado fue electo por Alférez
Real don Juan de Villegas y tiene en su guarda y custodia el Real Estandarte, y
para que este Cabildo le entregue al
capitán Domingo Sanchez Chaparro, Alférez Real al presente de este dicho
año, acordó este Cabildo […] que sea traído el dicho Real Estandarte …”
Consigna
el Acta que Juan de Villegas lo llevó y entregó al Cabildo y pidió constancia
de ello al escribano. Inmediatamente
el Cabildo dispuso que el Estandarte se entregase al nuevo Alférez Real,
Domingo Sánchez Chaparro y ordenó que
el nombrado prestase el juramento. Y
sigue el Acta:
“Para cuyo efecto, en presencia de este Cabildo y de mí
el presente escribano, se le tomó juramento y lo hizo cumplidamente, jurando
por Dios Nuestro Señor y por Santa María su Madre y por las palabras de los
Santos cuatro Evangelios y por el
bienaventurado Santiago, luz y espejo de las Españas y abogado de esta ciudad,
so cargo del cual se obligó y prometió de tener el Estandarte Real, que de
presente se le entrega, en guardia y custodia, y las veces que se ofreciere al
servicio de Dios Nuestro Señor y de su
Majestad y defensa de esta ciudad, acudirá con él y con su persona como está
obligado […] y no entregará el dicho Real Estandarte, aunque sea en trance de
perder la vida” (Idem, p.
132).
El
Acta de 24 de julio de 1650 consigna que se juntaron los miembros del Cabildo
con los vecinos encomenderos y moradores en las puertas del Cabildo y se presentó
el capitán Lorenzo Sande Carrasco […]” viniendo a caballo y con el Estandarte
Real enarbolado, se apeó en presencia de su señoría de dicho Cabildo y entregó
el dicho Real Estandarte”. A continuación se mandó llamar al nuevo Alférez
Real, quien hizo el juramento de fidelidad. El Teniente de Corregidor le
entregó luego el Estandarte en nombre
del Rey. (Actas Capitulares de Mendoza, T. II, p, 374).
Nueva reglamentación del
Gobernador Intendente
De
acuerdo con investigaciones del Prof. E. Fontana, un siglo más adelante, con la
nueva división político-administrativa y ante una discusión entre el Comandante
de Frontera y el Cabildo acerca del
lugar y la función que cada autoridad debía cumplir en las celebraciones, el
gobernador intendente de Córdoba, Marqués de Sobremonte, reglamentó la
ceremonia en todos sus detalles. El 24 se ponía una guardia al Estandarte
mientras estaba enarbolado en casa del Alférez Real. A las primeras horas de la
tarde del día 24, se formaban las milicias en la plaza; allí se esperaba la
salida del Cabildo y luego se emprendía la marcha. A los sones de la Marcha
Dragona se conducía el Estandarte Real. Al entrar en la iglesia Matriz, se lo
saludaba con cinco cañonazos. Concluidas las Vísperas, nuevamente en procesión,
el Estandarte era llevado a la casa del Alférez Real. Al día siguiente se
repetía la ceremonia en horas de la mañana,
en que se hacía la función solemne del Patrono. Luego el Estandarte Real
se llevaba a la casa del Alférez con una procesión que conservaba el mismo orden
del día anterior
A
las ceremonias de carácter cívico y religioso, se unían los festejos populares.
Los vecinos formaban cuadrillas para jugar cañas y solían realizarse corridas
de toros.
Desconocemos
hasta ahora el momento en que se puso en práctica la procesión con la imagen
del Santo, pero es obvio que en plena guerra de la independencia y, sobre todo,
con la presencia de San Martín en Cuyo, se eliminó el paseo del Estandarte
Real. En documentos de 1815 consta la realización de la fiesta, con la predicación
de un sacerdote a quien se le levantó la prohibición de predicar, para que se
hiciese cargo del sermón.
Las imágenes de Santiago
¿Cuándo
encontramos la primera imagen de Santiago en la iglesia Matriz? En la visita
pastoral del obispo Humanzoro
en 1665 figuraban en la Matriz doce lienzos que “representaban a los apóstoles,
pintados al temple”. Allí estaría entonces la primera representación del
Patrono. Un inventario de 1722 menciona
las imágenes ubicadas en el altar mayor: Ntra. Sra. de la Candelaria, San Juan Bautista, San Pedro, San Antonio y
Santiago, “patrón principal de esta ciudad,
vestido de caballero, con manto capitular, sombrero, bastón
y espada. En otro altar había una imagen pequeña de Santiago, esta vez a
caballo, donada por una devota. Por primera vez, entonces, se mencionan dos imágenes
de bulto del Santo patrono, en sus dos versiones, como civil y como guerrero.
El
terremoto de 1861 convirtió en ruinas la ciudad de Mendoza. Las paredes y techo
de la Matriz cayeron sepultando altares e imágenes. No se han encontrado
testimonios acerca del posible rescate de bienes culturales de la iglesia
destruida. Además, debemos tener en cuenta que al terremoto siguió el saqueo y
el incendio.
Esto nos lleva a conjeturar que la imagen del Santiago
guerrero que durante muchos años vimos en procesión por las calles de Mendoza
es de la última parte del siglo XIX, cuando se había levantado la nueva iglesia
de San Nicolás, que fue declarada Matriz en 1886. Para esa fecha habían fracasado
los intentos de construcción de la Matriz frente a la Plaza Independencia, donde se levantó más
tarde el Colegio Agustín Álvarez.
Santiago y los temblores
Tampoco
podemos señalar el origen de la tradición de acudir a Santiago como protector
frente a los sismos, ya que en el siglo XVII, concretamente desde 1647, era
Santo Domingo el abogado contra los temblores. La festividad se celebraba el 13
de mayo, en recuerdo del violento terremoto que afectó a Santiago de Chile y
donde milagrosamente salvaron sus vidas el obispo y secretario, que pudieron
llevar ayuda espiritual y material a los habitantes de aquella ciudad. Las
Actas Capitulares de Mendoza dan cuenta
de los preparativos de esa celebración.
Mendoza,
fiel a sus raíces históricas, continúa rindiendo homenaje a su Patrono en el marco de una serie de actividades
religiosas y culturales. Mientras en el templo de Santiago Apóstol y San
Nicolás se conserva la imagen del guerrero, hoy recorre las calles una nueva imagen estrechamente
vinculada a los comienzos de la evangelización: el peregrino que llevara la
Buena Noticia a España, para luego retornar a Tierra Santa a dar testimonio de
su fe con su martirio.
Ana E. Castro
Miembro de Número
Junta de Historia Eclesiástica Argentina
Bibliografía y fuentes
. Actas Capitulares de
Mendoza (1627-1650), T.
II, Mendoza, Junta de Estudios Históricos,
1961.
. Libro de Visitas
Pastorales, Archivo
Diocesano de Mendoza, Sección Histórica.
. Esteban Fontana,
El Patrono Santiago y su festividad en la época colonial, en: Revista de la
Junta de Estudios Históricos de Mendoza, Segunda época, N° 2. Mendoza, 1962.
. A. Castro y R. del Valle Herrera, Antiguas devociones de Mendoza (siglo XVI y
XVII), en: Archivum, XVIII. Buenos Aires, Junta de Historia Eclesiástica
Argentina, 1998.
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