¿De cuando parte la devoción del Escapulario?
En el siglo XIII los carmelitas atravesaban por un momento muy delicado. El Superior San Simón Stock pidió a la Santísima Virgen un signo palpable de su solicitud maternal.
La Madre de Dios se le apareció y de dio el Santo Escapulario con la promesa de salvación para todos aquellos que lo lleven con devoción. La Virgen asegura que el devoto del Escapulario o bien permanecerá en gracia de Dios en el trance de la muerte o bien tendrá la gracia de la conversión en caso de que no lo esté.
No solo los carmelitas se aprovechan de este gran privilegio sino todas aquellas personas que lo lleven con devoción. El original es de tela marrón y es el que se recibe el día de la imposición, aunque puede valer igualmente una medalla escapulario.
Esta “grandísima promesa” es válida no sólo para los religiosos que mueren con el Escapulario largo, sino también para los fieles seglares que lleven al cuello un pequeño escapulario de tela o la medalla Escapulario.
Esta aparición fue confirmada por la Iglesia cuando poco después se apareció al Papa Juan XII (cuando todavía era cardenal). La Virgen le prometió en esa ocasión que a los devotos del Escapulario los sacaría del Purgatorio el sábado posterior a su fallecimiento, lo que se conoce como el privilegio sabatino.
Todas las personas que quieran recibir el Santo Escapulario no tienen más que solicitarlo a un carmelita o a un sacerdote celoso de esta devoción, que se lo impondrá en una sencilla ceremonia.
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